Saturday, August 20, 2011

Sunday, August 7, 2011

como todo un caballero

Sopesé antes de sopesar nada, durante toda la mañana, todas y cada una de las muy válidas razones que me habían orillado a actuar así, ya no podía tolerar más esa situación, sin lugar a dudas tenía que hacerlo.

Mi mamá, no sé si porque me conoce de toda la vida y notaba la angustia en mi andar (acababa de terminar su curso nivel ocho de semiología y se creía la dueña de toda la interpretación del lenguaje corpóreo de todas las personas que veía) o solo porque le desesperó verme caminar de un lado a otro de la sala y asomándome a la ventana cada vez que me acercaba, se quitó el delantal, se sentó en la silla que estaba más cerca del sillón individual -hay otros dos, uno para dos y otro para tres personas-, y con sincera intriga me preguntó lo que me pasaba.

Se lo tuve que decir, se lo dije sin reparo alguno, le dije exactamente lo que acababa de hacer y confesé también que ella todavía no lo sabía. En la cara de mi madre se dibujó una expresión de reflexión, más que de reflexión de asombro, más que de asombro de reproche, más que de reproche hizo cara de no entender la situación, o más que la situación el hecho.

Indudablemente no entendió que demonios era exactamente lo que yo acababa de hacer. Se lo expliqué; creo que me entendió.

Pero todavía faltaba algo, tenía que decírselo a ella a la cara, porque así lo hace un caballero, porque así se deben hacer las cosas, se debe actuar correctamente siempre, porque así me enseñó mi madre y así me enseñó mi padre. Pero dudé de nuevo y de nuevo volví a decidir actuar como todo un caballero, ella tenía que saberlo de mi propia voz.

Después de planteármelo por tercera ocasión en la tarde, finalmente, haciendo acopio de valor, me decidí a hacerlo, me puse mi chamarra encima de la remera del Cruz Azul que traía desde el día anterior, apagué la luz de la recámara, más no la de la sala, tomé las llaves que estaban en la mesa metiendo el dedo índice en el aro del llavero (donde se inserta el ojal de las llaves), salí de mi casa por la puerta principal, no la de atrás porque esa tenía llave, no estaba para nada nervioso, crucé la calle con paso firme y mirando a ambos lados, no por seguir alguna norma de vialidad, sino porque en mi calle ya han atropellado a varios gatos y a una abuelita poco precavida. Llegué a su casa, llamé a la puerta y también toque al timbre, yo sabía que allí estaba porque la había visto entrar desde mi ventana mientras meditaba en mi sala, se asomó por la puerta y antes de que llegara a la entrada principal, sin darle oportunidad de salir de su patio, me libré de ese peso que me atormentaba y de forma lacónica se lo dije: -ya te bloqueé en el tuiter-.

Después dí media vuelta y regresé a mi casa, mi nueva vida empezaba en ese momento.


Epílogo:

Algún día voy a escribir un libro, aunque sea de cuentos.

Me cagan las redes sociales.

Tuesday, August 2, 2011

two kinds of happiness


Happiness is two different things

What you take


And then what you bring


One is pleasure


One's discipline

One's devotion, one's just the ring



Hard to take you off of my love

&FEE!!